Vigo es la mayor ciudad de Galicia, pero es posible conocer gran parte de su pasado, presente y futuro en una ruta de una hora a pie. Este paseo por Vigo en 60 minutos comienza en pleno centro, en la confluencia de las calles Urzáiz y Príncipe, cuya farola, diseñada por Jenaro de la Fuente en 1932, es uno de los puntos de encuentro habituales de los vigueses.
Desde la farola vemos la silueta blanca del MARCO, el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, un edificio que fue cárcel y juzgado y que ahora alberga las propuestas culturales más modernas. Es la entrada a la calle del Príncipe, la zona de compras más popular de la ciudad, que debe su nombre a Alfonso XII.
Siguiendo la ruta por esta calle peatonal hasta el final llegamos a la Porta do Sol. Se le llama puerta, aunque ya no haya ninguna, porque era una de las 7 entradas a la antigua villa amurallada. Justo aquí encontramos El Sireno, escultura del gallego Francisco Leiro, que representa la unión de los vigueses con el mar a través de un híbrido de hombre y pez, uno de los símbolos de la ciudad.
De frente, cruzando la calle, encontramos la Praza da Princesa, donde antiguamente se celebraba el mercado de pescado. La fuente, llamada del Angelote, conmemora la Reconquista de Vigo, cuando en 1809 se expulsó a las tropas napoleónicas, convirtiéndose en la primera ciudad española en sublevarse contra el invasor. La valentía del pueblo fue recompensada con el título de ciudad, y desde entonces cada 28 de marzo se celebra la Festa da Reconquista.
La zona de Vigo en que más se respira la Reconquista es el barrio histórico, en cuyas calles se vivieron las batallas. Desde la Praza da Princesa seguimos ruta hasta la Praza da Constitución, donde está el antiguo ayuntamiento, hoy sede de la Casa Galega da Cultura. Aquí, podemos admirar los soportales de las edificaciones del siglo XIX que ocupaban los artesanos para vender sus productos. La farola del centro de la plaza es la primera de luz eléctrica que se encendió en la ciudad.
Bajando por el lateral izquierdo de la plaza, encontramos la Rúa dos Cesteiros, donde aún quedan talleres de artesanos, y llegamos a la Praza de Almeida, donde está la Casa de Ceta, del siglo XV, la más antigua de la zona histórica y hoy sede del Instituto Camôes de la lengua portuguesa. La plaza recuerda al teniente luso Almeida, que ayudó a los vigueses a reconquistar su ciudad.
A la derecha de esta plaza está la Colegiata de Santa María que alberga la imagen del Cristo de la Victoria, al que se atribuye popularmente el triunfo sobre las tropas francesas. Justo debajo está la Praza da Pedra, en la que, en los siglos XVI y XVII, los vigueses se reunían para resolver sus disputas. Allí, donde termina nuestro paseo, podemos curiosear en el mercadillo o rematar la ruta degustando las ostras de la ría en A Pescadería.
Pistas y recomendaciones:
La calle trasera del MARCO, la calle Londres, esconde una terraza con pared de yedra perfecta para tomar algo. Ya en el barrio histórico, encontraremos infinidad de locales, sobre todo en la Praza da Constitución.
El Marco abre todos los días del año excepto los lunes y es gratuito.
Las ostreras de A Pedra están todas las mañanas del año, y también tardes y noches en verano.
Fuente: turismodevigo.org